Pamplona, 29 de mayo de 2014. Papeles electroluminiscentes que se encienden como si fueran una lámpara, etiquetas termo-crómicas que te indican cuándo una bebida ha llegado a la temperatura óptima para ser tomada o que alertan de si se han sobrepasado determinados grados que echan a perder un producto o vacuna, antenas de radiofrecuencia impresas directamente en un libro o en la tela de cualquier ropa… Parecen inventos imposibles o productos traídos del futuro pero no es así, ya están aquí, son una realidad y, además, se están fabricando en Navarra con las mismas máquinas que se utilizan para imprimir un folleto o un libro.

Eso sí, el futuro ha tenido mucho que ver en que todos estos productos se puedan llegar a fabricar en empresas navarras. Un futuro que se presenta con un color bastante oscuro para las empresas de artes gráficas, un sector maduro que, a la consabida crisis económica mundial, están teniendo que enfrentarse en los últimos años a otra crisis estructural paralela con la irrupción de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y de los medios digitales.

Para hacer frente a todo esto, la Asociación de Empresarios de Artes Gráficas de Navarra (AEGRAN) decidió a finales de 2012 «apostar por la innovación para aumentar el valor añadido de los productos impresos actuales y diversificar, tanto en producto como en mercado, aprovechando para ello las grandes oportunidades que nos ofrece la impresión funcional», explica su gerente Mar González.

La impresión funcional consiste en utilizar técnicas de impresión tradicional como puede ser offset, flexografía, huecograbado, serigrafía, inkjet… con materiales funcionales como sustratos especiales y tintas con capacidades termo-crómicas, bio-activas y conductivas para fabricar productos con nuevas funcionalidades y de alto valor añadido.

«Es aplicable a muchos sectores como la alimentación, construcción, salud, energías renovables e industria en general. Permite producir muchos de los productos que ya se encuentran en el mercado (como circuitos, antenas, lámparas, sensores, teclados, alarmas, termómetros, envases y etiquetas inteligentes, test de ensayo biológicos y electroquímicos… pero en grandes volúmenes, a muy bajo coste y con menor impacto ambiental», describe.

Así surgió en 2013 el proyecto Electronic Printing, para aplicar la tecnología offset a la impresión de diferentes dispositivos electrónicos, en el que participaron las empresas Gráficas Cems,Gráficas Estella, Gráficas Ezquerro, Gráficas Larrad, Gráficas Lizarra, Gráficas Ulzama, Gráficas Urdin, Gráficas Xavier y Gráficas Zokoa han contado con el apoyo técnico y el know how del Centro Multidisciplinar de Tecnologías para la Industria (CEMITEC).

Tras poco más de año de investigación y trabajo, «los resultados fueron muy buenos, tanto en la parte de validación técnica como en el ámbito de colaboración entre las empresas. El balance fue excelente por lo que se decidió crear el Cluster Functional Print», con el objetivo de crear un espacio favorable para la diversificación de actividades y la creación de nuevas empresas de base tecnológica en el ámbito de la impresión funcional.

Mar González está convencida de las enormes posibilidades que ofrece este proyecto: «Si todo va según lo esperado, podemos ser pioneros en impresión funcional y favorecer la diversificación del tejido industrial en Navarra».

Por eso reclama que empresas e instituciones apuesten por ellos, especialmente para conseguir fondos que permitan comercializar los productos en mercados internacionales, principalmente con empresas electrónicas del norte de Europa.

¿Cómo fueron los comienzos de este proyecto?
Desde AEGRAN organizamos dos jornadas informativas en colaboración con Cemitec a finales de 2012 y principios de 2013 para explicar proyecto Electronic Printing y las oportunidades que ofrecía la impresión funcional a todas las empresas. Doce de ellas se interesaron inicialmente y nueve fueron las que continuaron y han constituido el cluster. La composición de estas empresas es muy variada. Esto tiene sus ventajas porque para ciertos productos nos viene muy bien hacer pruebas en una empresa pequeña y para otros necesitamos una empresa que dispone de otras tecnologías complementarias como flexografía.

¿Qué balance se hace desde AEGRAN de este proyecto de innovación tan participativo?
Es la primera iniciativa de una colaboración tan extensa que se ha dado en el sector porque las nueve empresas compartan instalaciones, recursos y know how. Es una experiencia pionera a nivel nacional que ha sido muy positiva porque son competencia muy directa entre ellas y que hayamos conseguido que colaboren tan abiertamente ha sido un reto y una gran satisfacción. Y probablemente la base del éxito porque hay que tener en cuenta que estamos diversificando en producto y en mercado.

La capacidad de inversión de una empresa pequeña está muy limitada, y mucho más en estos tiempos, así que poder sumar recursos de personal, económicos y tecnología para desarrollar proyectos más ambiciosos nos da una gran ventaja competitiva que de manera individual una empresa no podría acometer.

¿Por qué se ha escogido la tecnología offset?
Porque esta tecnología tiene una serie de ventajas que no tienen otras, como la gran capacidad de producción que permite. Se pueden funcionarizar grandes superficies con lo que se consigue un ahorro de costes y grandes volúmenes en poco tiempo. Además, es la que mayor precisión tiene y, por ejemplo, en la distancia de pistas conductoras en un circuito ofrece muchísima precisión a la hora de imprimir conectores, latiguillos, antenas, circuitos electroluminiscentes…

¿Por qué fases ha pasado este proyecto?
La primera fase fue realizar una vigilancia tecnológica para detectar qué se había hecho en impresión funcional con tecnología offset a nivel mundial y qué materias primas había disponibles que fueran conductivas porque queríamos trabajar en el ámbito de la electrónica impresa.

CEMITEC contaba ya con productos desarrollados que había probado con otras tecnologías así que el reto fue poder imprimirlos en máquinas de offset porque teníamos que utilizar sustratos especiales (papel, vinilo, textil…) y, sobre todo, tintas funcionales aplicables a offset que fueran conductivas con alto contenido en plata para poder imprimir antenas, circuitos… Cuando empezamos a trabajar sólo había dos productores de estas tintas en todo el mundo, uno en Corea del Sur y otro en fase experimental en Inglaterra, que fue con quien empezamos a trabajar.

Las tintas son carísimas pero la mayor ventaja que podríamos tener es que CEMITEC podría desarrollar tintas funcionales adaptadas a la tecnología que nosotros utilizamos. Es un tema que queremos acometer porque si conseguimos fabricar la tinta aquí rompemos el mercado y nos dará mucha ventaja competitiva porque existen muy pocas tintas para esto y los precios todavía son elevados.

Cada empresa tiene un responsable de proyectos que son los que se están coordinando con los técnicos de Cemitec, donde hay un director técnico por cada proyecto. Así es como se pone en común el know how y se van haciendo las pruebas de laboratorio y en las empresas. Posteriormente, se validan técnicamente esas pruebas a nivel estructural y a nivel funcional.

Entonces el siguiente paso es la comercialización de los productos?
Ahora estamos trabajando en cuatro proyectos de investigación: alarmas para productos impresos, envases para microondas, test de ensayo ELISA y electrodos para ensayos electroquímicos. Esperamos finalizarlos para el 30 de septiembre para después poder preparar unos demostradores de prototipos con todas las funcionalidades para así poder visitar empresas y comenzar la comercialización. Nos vamos a centrar en empresas de electrónica de España pero, principalmente, del norte de Europa: Suecia, Finlandia, Alemania, Austria… que son las que más puedan demandar este tipo de soluciones porque las ventajas que ofrecemos nosotros frente a la fabricación electrónica convencional es que nuestros sustratos son flexibles, enrollables, transparentes, las películas son delgadas… están fabricados con una tecnología respetuosa con el medio ambiente y tenemos unos costes más bajos porque no usamos el silicio. Todo esto nos otorga mayores funcionalidades e incluso posibilita que se hagan productos desechables.

¿Han contado con algún tipo de subvención?
No, todavía no. En 2014 hemos optado a los bonos tecnológicos del Gobierno de Navarra, que subvencionan el 60% de proyectos de I+D+i contratados con un centro tecnológico en Navarra y, aunque no se han concedido oficialmente, ya nos han comunicado que podemos contar con ello. Estamos esperando también la resolución del proyecto de internacionalización que hemos presentado al Gobierno de Navarra. Pero aquí nos enfrentamos a un problema, a pesar de las enormes posibilidades que ofrece este proyecto y de que, si todo va según lo esperado, podemos ser pioneros en impresión funcional a nivel mundial y favorecer la diversificación del tejido industrial en Navarra, el año pasado nos denegaron la subvención alegando que nos dirigimos al mercado europeo que no es prioritario…

Se priorizan los mercados fuera de Europa así que empezábamos con -50 puntos, pero no podemos competir con los coreanos, que son el otro país que está haciendo impresión funcional, porque nos dan mil vueltas. Nosotros necesitamos dirigirnos a empresas de electrónica que están es en el norte de Europa.

Ls empresas del cluster se quedaron muy desmoralizadas porque ya habían destinado mucho dinero y personal al proyecto de investigación y no podían invertir más para la internacionalización. Este año, partimos con -25 puntos porque sigue estando penalizado dirigirse al mercado europeo pero confiamos que nos subvencionen y que apuesten por este proyecto. Si ahora que estamos trabajando casi sin recursos estamos obteniendo unos resultados a nivel técnico excelentes, si contáramos con más dinero… las posibilidades serían enormes en un montón de campos y sectores.